Me gusta moderadamente el fútbol, pero cada día me resulta más difícil separar la estética de un juego brillante de un equipo bien conjuntado de la miseria moral de directivos, algunos jugadores y fanáticos de la banderita.
Cada uno es muy libre de mostrar su mala educación rebuznando cuando se le antoje ante el Himno. Pero no es obligatorio reir las gracias; por muy bien que jueguen los mercenarios de turno. Por mucho que sean el equipo de ZP y todo se les consienta. Quien siembra vientos recoge tempestades.
¿Por qué no renuncian a jugar una competición de un Pais que desprecian y, dicen, los oprime? ¿Quizás por la pasta?
Creo que no me compensa. Por muy bonito que jueguen.
Ojalá pie
rdan en la final de la copa de Europa en el último minuto. Lo siento.
Laporta y toda su manada nacionalista lo han conseguido: no puedo ver al Barcelona sin sentir asco por toda esa gentuza que disfruta mucho más insultando al contrincante que animando a los suyos.
¿Recuerdan al negro maleducado y a todo el Camp Nou jaleándolo?
Yo, el día 27, quiero que gane el Mánchester. Y que se jodan los que utilizan el fútbol como ariete nacionalista.
¡Viva el Cádiz!
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