03 junio 2009

El mequetrefe.

Mequetrefe.- m.fam. Hombre entremetido, bullicioso y de poco provechoLe viene la definición como anillo al dedo tras sus declaraciones de ayer sobre lo costoso, según él, que es el mantenimiento del expresidente Aznar.
Esa vileza, muy propia del personaje que nos ocupa, no es más que un intento desesperado por justificar lo injustificable, el abuso de los medios públicos por parte de ZP para sus asuntos privados; es decir lo que el mequetrefe llama, para miniusvalorarlo, el avioncito.
La izquierda ha sido siempre, y ahora lo es más que nunca, inmoral. No le importó en su día traicionar a la República y llevar a España al caos de la guerra civil, como no le importa ahora destruir el consenso constitucional con tal de perpetuarse en el poder. Como no le importan lo más mínimo los cuatro millones de parados que padecemos por su ineptitud, maldad y embustes.
No tiene el más minimo reparo a utilizar en beneficio propio los recursos públicos, como tampoco lo tiene para manipular la justicia a su antojo.Y poner un multa de 100 euros a su supermegajuez por dejar en libertad a un narcotraficante detenido con 12 kilos de heroína. A mí me limpiaron 280 euros por ir a 142 km/h en una autovía en tramo recto, despejado y sin consecuencias para nadie (me llegó la multa meses despues del hecho)
Pero claro, todo se le permite al juez que pretendió juzgar a Franco, fallecido hace 30 años, y se negó a juzgar a Santiago Carrillo, vivito y coleando, el asesino de Paracuellos del Jarama.

Tampoco dice el mequetrefe ni mú de lo que cuesta mantener al expresidente de los GAL, el conocido Míster X, Felipe González. Otro multimillonario izquierdista. Debe ser que el tal individuo nos sale gratis. Que con tanta pasta como tiene habrá renunciado a la escolta... ¿Será eso?
Muy mal le deben ir las encuestas sobre las elecciones del próximo domingo, para que todos los medios a disposición del mequetrefe, y de su amo, el conocido como Aparato Excretor de la Moncloa, haya salido en tromba a manipular, mentir y amplificar las consignas que a diario lanza el susodicho.

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