07 enero 2006

Malos tiempos para la Libertad de Expresión...

Da miedo ver la repugante reacción de gobernantes, socios de los gobernantes, tertulianos de todo pelaje y demás vividores del cuento nacionalista a raiz del discurso del general Mena.

Da miedo porque, si se escucha íntegro el discurso, lo que tendría que haber hecho el minigtro es añadirle una nueva condecoración por su ejemplar defensa de la Constitución y del orden legal establecido.

No hay en sus palabras ninguna ofensa, ninguna falsedad, ninguna ingerencia, nada de deslealtad, nada de golpismo; ninguna amenaza. Solo hay obediencia a lo que la Constitución recoge.

El general Mena ha dicho que el Ejército velará por la integridad territorial de la Nación y por el orden constitucional. Y no se lo ha inventado, lo dice el título octavo de la Constitución. ¿Puede condenarse a un médico por decir que el gremio sanitario velará por la salud de los ciudadanos? ¿O a un policía por afirmar que los cuerpos de seguridad perseguirán a los delincuentes? ¿O a un maestro por sostener que la misión del magisterio es mejorar el nivel cultural y educativo de los ciudadanos? No, ¿verdad?

Entonces, ¿a qué viene tan desproporcionada reacción? Veamos:

El Ejército es un obstáculo, temible, para los planes separatistas de los socios nacionalsocialistas del Gobierno. En su afán de expulsar al Estado de sus respectivas comunidades autónomas los militares son un problema. Ya han impuesto el idioma en la enseñanza, en la administración y en los medios de comunicación; tienen policía autónoma; van camino de hacerse con la Justicia, la Hacienda, etc... Hay que despojar al Ejército de competencias, desprestigiarlo, convertirlo en enemigo odioso, crear el caldo de cultivo que lo convierta en rechazable y despreciable por la ciudadanía. Se han inventado su "nación" y les estorba para sus planes separatistas el papel unificador, entre otros, que la Constitución encomienda a la milicia.

Y lo más sorprendente es que admitan que esa opinión en boca de cualquier ciudadano es totalmente respetable, pero no en la de este militar ¿Por qué? Fácil: un ciudadano de a pie no tiene más fuerza que su voto.

Pues bien, yo suscribo todas y cada una de las palabras del general Mena, y lamento que no las haya dicho quien las tenía que haber pronunciado alto y claro: el Rey y el Presidente del Gobierno. ¿No se dan cuenta que ellos son los siguientes estorbos a eliminar por sus socios? ¿Que en cuanto dejen de ser los tontos útiles para sus fines los tirarán a la basura?

Malos tiempos para la libertad de expresión. Un gobierno de izquierdas que amenaza a medios de comunicación, que crucifica a quien osa llevarle la contraria a sus mimados, insolidarios y chantajistas socios. Un gobierno que ha olvidado su ideología y a sus votantes para agradar a la minoría que lo sostiene.

El Sr. Bono recordará lo que recibieron los asesinos de Viriato: "Roma no paga traidores"

Por cierto, cuando el general Mena terminó su discurso recibió una cerrada ovación de todos los presentes. ¿Los arrestará y cesará a todos?

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