15 septiembre 2011

¡ARRIBA ALFREDO!

Paseaba un adolescente Alfredo Pérez, camino del elitista colegio de El Pilar en Madrid, cuando contempló un cartel de adhesión al Caudillo.
Estaba familiarizado con esa denominación del Jefe del Estado, pues su padre, fiel militar del Régimen, así lo solía llamar.
No sería de extrañar que viviendo cómodamente instalado en ese ambiente social, escolar y familiar, manifestara una íntima admiración por tan gigantesca figura.

"Algún día seré tan poderoso como Su Excelencia" debió pensar mientras contemplaba la efigie del líder invicto...

No lo ha conseguido ni lo logrará jamás, pero ha estado cerca.

A nadie le extrañará pues la enorme similitud entre el cartel de 1966 del dictador y el del candidato de la pesoe:

- Mismo lema
- Idéntica calva
- Igual gesto bonachón
- Similar posición de perfil


¿Error de los estrategas de campaña o sincera admiración nostálgica?

2 comentarios:

Sigo por las ramas dijo...

La parte podrida del franquismo son los padres de los sociatas de ahora.

Mi opinión dijo...

Sangüijuela dañina, NO, ¡por favor!.

P.D.: Perdón para las sangüijuelas por la comparación.