14 noviembre 2005

Reducir gastos

Acaba de aparecer la Sra. Vicepresidenta del Gobierno en televisión haciendo unas manifestaciones en las que afirma que la Iglesia tendrá que asumir que ha llegado al límite de la financiación del Estado y que, puesto que incumple su proyecto de autofinanciación, el Gobierno no tendrá mas remedio que recortar sus aportaciones a la misma.

Bien, parece un razonamiento sensato, siempre y cuando no se trate de una represalia por el enorme éxito de la manifestación anti LOE del sábado, o una pataleta tras su ridícula visita al Vaticano del jueves, u otra andanada contra la emisora de radio a la que tanto temen este Gobierno y sus socios.

Dicho esto conviene dejar claro que no es el Gobierno el que "da" dinero a la Iglesia; son los ciudadanos los que, con sus impuestos y en su declaración de la renta, deciden dar su aportación a la Iglesia, todo ello dentro de un marco legal establecido en época de la presidencia de D. Felipe González. El Gobierno simplemente administra.

Por otra parte parece que la idea que sostiene la Ministra es que las arcas públicas no pueden hacer frente a ese gasto y parece lógico que haya que reducir la aportación, máxime cuando la Iglesia fracasa año tras año en su autofinanciación. (¡Qué diría la Doña, y todos nosotros, si la Iglesia tuviera superávit!)

Pues bien, si hay que recortar gastos, ahí van algunas ideas:

1ª.- Reducir, o mejor eliminar, las financiación pública de los partidos políticos para estimularlos a que se autofinancien. Nunca he visto en el impreso de la renta una casilla para que de mis impuestos se de una parte a los partidos políticos, para la Iglesia, si. Pero esa autofianciación ha de ser clara, legal y limpia, no con donativos anónimos y mucho menos con la desfachatez del Sr. Montilla, el PSC y la Caixa. ¡Qué vergüenza!

2º.- También podría ahorrar bastante dinero recortando subvenciones a las patronales y a los sindicatos, (éstos llevan más de año y medio "desaparecidos en combate") y que sean sus militantes, como debiera ser en los partidos, los que con sus cuotas los financien.

3º.- Y de las comunidades autónomas ya ni hablamos. La de dinero que nos ahorraríamos si desaparecieran unas cuantas: las desleales, las incompetentes, las insaciables... Con sus ruinosos canales de televisión...

Si después de todo esto sigue faltando dinero, pues nada, a meterle la tijera a la Iglesia.

Claro, que, en ese caso, estaría bien que la Conferencia Episcopal y los dirigentes de las distintas congregaciones y entidades religiosas dieran de una vez un golpe en la mesa y cerraran, al unísono, residencias de ancianos, ONGs, centros de atención a toxicómanos, a inmigrantes, colegios total o parcialmente concertados y todas las entidades sociales que mantienen; y que el Gobierno de la Sr. de la Vega se hiciera cargo de la gestión de todos estos servicios.

¿Cómo los iba a pagar? ¿Cómo los iba a gestionar? ¿Encontraría una forma más barata y eficaz de prestar esos servicios? Sólo los colegios concertados salen un 35% más baratos que los públicos. ¿Nadie le ha dicho eso a la Vicepresidenta? ¿De qué va?

Es patético que esta buena señora, con ese gesto cínico y agrio con que aparece, nos tome por tontos y agite de vez en cuando unos tópicos para distraer la atención que cada vez le van a dar menos votos porque, aunque a ella le parezca increible, a la mayoría ya no nos engaña.

¡Hala, venga, ánimo valiente, a recortar gastos!

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