O el pito de un sereno, como dijo el otro.
Cuando un gobernante, despreciado y despreciable, no sólo no cree en su propia Nación, sino que además no la respeta, la arruina y es capaz de traicionarla por un puñado de votos, los enemigos le pierden el respeto y se le suben a las barbas.
A los ciudadanos no les queda más remedio que abuchearlo y esperar, con la papeleta cargada, a las próximas elecciones.
1 comentario:
Menudo facha estás hecho y que podrido tienes el cerebro.
A ver si con suerte desapareces rápidamente de la faz de la tierra (O por accidente o por causas naturales, lo que ocurra antes). Antes que tu y tus secuaces provoquéis otra confrontación civil en este país.
Pasatelo bien en tu infierno.
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